VENDER CON INMOBILIARIA
VENDER CON INMOBILIARIA
Normalmente tomar la decisión de poner nuestra casa a la venta no suele ser fácil. A veces lo hacemos solo por el hecho de tener una casa más grande, más bonita, mejor situada…, y otras porque no tenemos más remedio. En cualquier caso, cuando la decisión está tomada llega la gran pregunta: ¿cómo hacerlo, con una agencia inmobiliaria o de manera particular?
Muchos de nuestros clientes, antes de recurrir a nosotros lo intentan por su cuenta, algo que nos parece lo más normal del mundo. Al fin y al cabo todos pensamos que nadie mejor que nosotros para vender nuestra propia casa. Además, cuando no se conoce este negocio se tiende a pensar que vender una casa es fácil.
Este podría ser el resumen de la aventura de vender una casa sin ayuda profesional:
“Lo primero que pienso es que vender una casa no puede ser tan complicado, mejor que yo no la conoce nadie así que, ¿quién mejor que yo mismo para venderla?
Listo, voy a por el móvil y me pongo a hacer fotos de las habitaciones, la cocina, el salón… Uy, ¡a lo mejor mi smartphone de última generación no hace fotos tan buenas como yo creía. Mi casa es más grande que lo que parece en las fotos, y tiene más luz,… en fin, supongo que valdrán, al fin y al cabo lo importante es cómo es la casa de verdad.
Ahora necesito pensar en el precio… Como la casa que quiero comprar es algo cara para mí, tengo que poner el precio de la mía lo más alto posible para tener una hipoteca que pueda pagar sin agobios. Hecho cuentas y pongo el precio. ¡Una cosa menos!
Ya tengo fotos y precio. Ahora entro en un portal inmobiliario, relleno los datos necesarios, subo las fotos, y ¡a esperar!.
Los primeros días he recibido varias llamadas (casi todas de inmobiliarias), algunas no he podido atenderlas porque estaba trabajando, y cuando las he devuelto ya no me cogen el teléfono.
Pero ya tengo visitas. En la primera semana cinco, ¡esta casa la vendo en 15 días!. Además todo el mundo me dice que mi casa es preciosa, quizá me he quedado corto con el precio. Cuando se van casi todos me dicen que ya me llamarán.
Han pasado 3 semanas y solo me ha llamado uno de los que visitó la casa para pedir que baje un 10% el precio. Por supuesto le digo que no. Además ya casi no tengo llamadas. Empiezo a pensar que estoy haciendo algo mal.
Ya llevo dos meses vendiendo, casi no recibo llamadas y de los que vinieron a ver la casa no he vuelto a saber nada. Empiezo a impacientarme. ¿Y si vendo con inmobiliaria?
Al final me decido. He llamado a una agencia inmobiliaria que me había contactado los primeros días, me han contado su forma de trabajar y me pongo en sus manos porque parece que saben lo que hacen.
Al día siguiente han venido con una cámara profesional y un metro láser para dibujar un plano. En dos días me enseñan los anuncios en más de 15 portales, y ¡menuda sorpresa con mi casa!, pero si resulta que sí se ve como es en realidad, ¿cómo harán para sacar tanta luz?. Las fotos son como las de las revistas de decoración.
De repente empieza a haber visitas y lo único que he tenido que hacer es abrir la puerta. El asesor inmobiliario se ha ocupado de organizarlas, y de enseñar la casa. Después me va contando lo que dicen los interesados al salir. Resulta que a algunos no les cuadra la casa, y a al agente inmobiliario sí se atreven a decírselo, por lo que ha esos no les hace seguimiento.
En un mes van 15 visitas y dos ofertas. El asesor inmobiliario se ha reunido con los interesados y ha conseguido que suban su oferta inicial 20.000€ porque les ha conseguido la financiación que les denegaba su banco. Al final me ofrecen 30.000€ más que la única oferta que tuve cuando vendía por mi cuenta. No me lo pienso y decido aceptar.
La agencia ha redactado el contrato de arras, y me ha recomendado una empresa que hace los certificados de eficiencia energética muy baratos. También me ha orientado sobre la plusvalía municipal, y ha revisado la escritura de compraventa que proponen los compradores.
Acabo de firmar la venta de mi casa y tengo suficiente para comprar la que quería”
Este relato es un ejemplo, y por supuesto que se puede vender a nivel particular, pero casi siempre se consiguen mejores ventas si se recurre a un buen profesional.
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